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El contrabando de tabaco reduce en un tercio los empleos en los estancos

Los estanqueros sevillanos prescindieron de más de 500 trabajadores desde el año 2010 El sector denuncia la omisión de las administraciones en la lucha contra el mercado negro

Los elevados índices de contrabando de tabaco que padece la provincia de Sevilla han reducido en aproximadamente un tercio los puestos de trabajo en los estancos. Así lo aseguraron a este periódico fuentes del sector de los estanqueros, que cifraron en más de quinientos los empleos que se han perdido en Sevilla desde 2010. Este año se considera clave en el desproporcionado aumento de la venta ilegal de tabaco tanto en la capital andaluza como en el resto de la región. Coincidieron entonces los sucesivos aumentos de precio del tabaco decretados por el Gobierno de Zapatero -hasta cuatro en el mismo año- con el incremento del paro y la crisis económica, lo que llevó a los contrabandistas a ofrecer el tabaco a un precio mucho más reducido y al consumidor final a comprar el producto en el mercado ilegal. 

En la provincia de Sevilla se disparó el contrabando hasta el punto de que se redujo la venta legal a la mitad. Proliferaron en las barriadas estancos clandestinos, pisos bajos en los que se vendía tabaco a un precio reducido a través de las ventanas y vendedores ambulantes apostados a las puertas de bares y cafeterías ofreciendo cajetillas que guardaba en un carro de la compra. Los estanqueros acusaron el golpe y fueron despidiendo a empleados. Muchos resistieron quedando convertidos en negocios puramente familiares y otros, sobre todo en los pueblos más pequeños, tuvieron que echar el cierre. 

Para los estanqueros, el contrabando de tabaco tiene muchas más repercusiones porque son muchos los empleos que dependen de este negocio. Así, responsabilizan a los contrabandistas, y a las administraciones por no perseguirlos como exige la ley, de hechos como el cierre de la fábrica de Altadis en La Rioja, que dejará sin empleo a más de 400 personas. 

El sector denuncia la omisión de las administraciones en la lucha contra el contrabando. Sólo salvan a las Fuerzas de Seguridad del Estado y al Servicio de Vigilancia Aduanera. Sin embargo, éstas se limitan a grandes operaciones contra la distribución y fabricación de tabaco ilegal. Falta un plan contra la venta ambulante de tabaco y contra el menudeo, que debería recaer en la Policía Local. El Ayuntamiento, tanto en tiempos de Juan Ignacio Zoido como en el actual ejecutivo de Juan Espadas, se comprometió a intensificar la lucha contra la venta ilegal de tabaco en las calles de Sevilla, mercadillos y fiestas. Sin embargo, el sector considera que nada se ha avanzado en esta materia. Una representación de los estanqueros se reunió en 2015 con los representantes de la Policía Local, a la que piden que ejerza una mayor vigilancia. 

También denuncian la inacción de las autoridades sanitarias, que controlan estrictamente la venta legal de tabaco pero no aplican el mismo celo con la ilegal. No se investiga si se venden cigarrillos a menores, por ejemplo, algo de lo que los estanqueros sospechan porque más de un adolescente ha entrado en algún estanco pidiendo cigarrillos sueltos. Los estanqueros recuerdan que cumplen con todos los preceptos que marcan las leyes sanitarias, que se han ido endureciendo proporcionalmente en los últimos años. Sostienen que han hecho sobrados esfuerzos por adaptarse a esta normativa e insisten en que son un producto legal, y que lo han hecho sin organizar ni una sola protesta o manifestación pública. 

El contrabando de tabaco acarrea unas pérdidas de aproximadamente mil millones de euros en cuanto a impuestos que el Estado deja de ingresar. Aunque haya países como el Reino Unido que superen en global los índices generales de España, en ninguna zona de Europa hay tanto contrabando de tabaco como en Sevilla. Se debe tanto a la cercanía de una de las principales vías de entrada de la mercancía, como es Gibraltar, como al hecho de que buena parte de las redes de distribución ilegal llevan años establecidas en esta provincia.