En el año 2009 se dispensaban 104 millones de paquetes y en 2014, 60,8. El contrabando llega a suponer ya el 40%, cuando a nivel nacional se sitúa en el 11,2%
Fumar está en declive. Al menos, el legal. Así se desprende de la bajada paulatina que viene experimentando la venta y dispensación de cigarrillos en estancos en Extremadura. Según los datos hechos públicos esta semana por el Comisionado para el Mercado de Tabacos, dependiente del Ministerio de Hacienda, en la región se vendieron el año pasado 60,84 millones de cajetillas, lo que representa un descenso con respecto a 2013 de 1,2 millones o lo que es lo mismo un 2,5% menos, un porcentaje que viene que confirmar una tendencia de descenso que comenzó en 2009.
Hace sólo cinco años, en Extremadura se lograban vender 104 millones de cajetillas, pero fue la última anualidad en que se consiguió sobrepasar a barrera de los 100 millones de unidades. En la actualidad, los estanqueros de Cáceres y Badajoz dispensan en sus establecimientos o máquinas electrónicas poco más de 60 millones, un 43% menos. Esta bajada se debe a varios factores, pero en contra de lo que pudiera pensarse la ley antitabaco que entró en vigor el 2 de enero de 2011 no marcó un antes y un después en la tendencia, sino que vino a agudizar un descenso que había empezado años antes.
Jesús Bernal, presidente de los estanqueros de Cáceres, considera que negar que ha bajado el consumo es absurdo, pero, según los datos que maneja la asociación, hay otros factores que influyen en este descenso tan estrepitoso, como es el alza del contrabando. En su opinión, el tabaco de contrabando, fundamentalmente llegado desde Andalucía vía Gibraltar y Portugal vía Sines, ha subido hasta un 40% en algunas zonas de Extremadura, sin que las fuerzas de seguridad del Estado hayan podido atajarlo. Según Javier García, presidente de los estanqueros de Badajoz, el fenómeno permite un consumo de tabaco sin control sanitario ni de Hacienda, y les está haciendo un daño terrible al sector, lo mismo que un agujero importante en la recaudación de impuestos. “A nivel nacional el contrabando supone un 11,2%, ¿por qué en Extremadura y Andalucía es el 40%? La Policía tiene que actuar”, señala.
La crisis, además, ha influido notablemente en el consumo de este producto, dice Jesús Bernal. Prueba de ello es el ascenso en el consumo de picadura de liar (se ha pasado de 99 toneladas en 2009 a 162 toneladas en 2014), pero sobre todo de picadura de pipa (en 2009 se vendían 1.978 kilos y en 2014 se han alcanzado los 28.020 kilos).
Y es que, asegura, al gozar de menor carga impositiva, y resultar más barata su compra, muchos fumadores han empezado a adquirir esta modalidad de tabaco que posteriormente lían en cigarrillos. Sólo en el último año se duplicó su venta, pasando de 14,5 toneladas en el año 2013 a 28 toneladas el año pasado.
Los estanqueros extremeños dicen que el fumador de toda la vida, ese que estaba sujeto a una marca determinada, está en franco declive. Hoy día se trata de una modalidad de fumador que por apenas 5 céntimos de diferencia en el precio, cambia de marca de un día para otro.
A pesar del descenso de ventas de unidades, la recaudación por venta de tabaco se ha mantenido estable. Hace 5 años se lograban alcanzar los 312,2 millones de euros por venta de tabaco en Extremadura y en 2014 se vendieron 308 millones de euros según los datos del Ministerio de Hacienda, sólo 4 millones de euros menos. Las subidas paulatinas de precios y también de impuestos han ido compensando el descenso de las ventas. Así y todo, los estanqueros han visto mermado su poder adquisitivo, aducen, pues los ingresos siguen siendo iguales que en 2009 mientras que los gastos en algunos factores se han disparado o multiplicado por dos.